Sheinbaum, el reto del relato
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En la política mexicana, la práctica había sido que los presidentes esperaran al ocaso de su mandato para lanzar su libro, concebido más como un balance que como un prólogo. Claudia Sheinbaum, rompiendo esa costumbre, publicó su versión apenas había cruzado la marca del primer año de gobierno. En la portada aparece a su lado López?Obrador. El relato traza la transición del triunfo electoral a la toma de posesión, entrelazado con homenajes constantes a la Cuarta Transformación. No se trata de un cierre definitivo, sino de una prolongación simbólica del movimiento que la llevó al poder. La anticipación, entendida como una forma de afirmación y, al mismo tiempo, de dependencia. Publicar con tanta premura abre la puerta a la reflexión, aunque simultáneamente siembra ansiedad. Sheinbaum, por su parte, se empeña en exhibir método y continuidad, a pesar de que carece todavía de resultados sólidos. Convertir la acción en discurso mediante la narración previa al gobierno es, en esencia, una transmutación del hecho en palabra.
Primero. La portada que muestra a López?Obrador no es una coincidencia. Con ella se consagra una sucesión de poder. En lo político aporta estabilidad; simbólicamente, comunica gratitud. Sin embargo, esa gratitud no implica subordinación. Al describir una transición sin fisuras, el texto idealiza lo inevitable: fricciones, disputas y reacomodos. Toda sucesión política lleva sus grietas. Suprimirlas del relato puede transformar la historia reciente en mito. El riesgo se revela con........





















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