“La mano extendida siempre”
Ningún ser humano, por si mismo, puede vivir. Necesitamos florecer unidos, ayudados entre sí, acogiendo pulsos y recogiendo sentimientos. El enfrentamiento entre análogos es el mayor absurdo humanitario. A diario se destruyen miles de existencias en cualquier parte del mundo, por el afán de dominación entre semejantes, mientras el derecho humanitario ha sido desestimado y dejado de oírse. Promover la seguridad es esencial para poner fin a las variadas crisis que nos acorralan, además de prevenir y detener las guerras familiares, sociales o mundiales; responsabilidad a la que todos estamos llamados, poniendo el alma antes que las armas, pues es imperativo la exigencia de normas que hagan menos inhumanas las operaciones bélicas.
La visión natural humana y pensante debe inspirarnos a mitigar la ferocidad del estado salvaje, hasta asegurar un continuo y persistente diálogo, lo que conlleva la mano extendida siempre, a pesar del........
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