Romance de la nueva almoneda
Las subastas, buena cosa
para quien compra y quien vende;
el uno saca buen precio,
el otro, certeza tiene
de que adquiere pieza auténtica
no le dan gato por liebre
que, sobre todo, en el Arte
no es raro, más bien frecuente,
hábiles falsificadores
su trampa, a menudo, tienden;
y es difícil descubrirla
que originales parecen.
Pagará un poquito más:
comisión que, legalmente,
va a la Empresa que trabaja
en garantizar los trueques.
Y así, tan contentos todos,
aquel negocio florece
desde hace cientos de años
pues nunca........
© Periodista Digital
