Pequeñas f(r)icciones: La sombra del premier
El premier Eduardo Arana se reacomoda en el sillón por enésima vez. Trata de encontrar una nueva postura, alguna forma de sentarse con un mínimo de comodidad. Mira, sin ningún interés, incluso con cierto rencor, el montón de revistas que yacen desordenadas sobre la mesa del centro. Y lo hace así porque, en el tiempo que lleva esperando, las ha ojeado todas. De golpe, se pone de pie. Empieza a caminar y, después de un rato, advierte que está dando vueltas en el lugar, tal como animal en cautiverio. Ahora se detiene frente al único cuadro que habita esa pequeña y sombría oficina. Es una copia de “El grito” de Munch. Arana siente que, al menos en ese instante, ese hombre perturbado que aúlla en silencio es él. De súbito, reacciona.
—¡Señorita! —vocifera— Esto ya es el colmo. Yo soy el premier. ¿Por qué me hacen esperar tanto?
Una mujer aparece bajo el marco de la puerta. Es la secretaria de Juan José Santiváñez, exministro del Interior y jefe de la recién creada Oficina General de Monitoreo Intergubernamental del Despacho Presidencial.
—Perdone, señor Arana.
—Prefiero que me diga doctor. Por algo soy abogado.
—Lo siento, pero aquí el único abogado es el doctor.
—Bueno, señorita, dígame como quiera, pero no me haga esperar más. Llevo aquí ya más de una hora.
—Es que el doctor se encuentra con una persona muy importante.
—¿Más importante que yo?
—Pues sí.
—¿Qué me va a decir? ¿Que está reunido con la presidenta?
—Usted lo ha dicho.
El rostro de Arana palidece, tanto así que parece haber pasado por esos filtros de los celulares. Luego, retrocede hasta toparse con un mueble y se vuelve a sentar. En ese momento, se escucha una puerta abriéndose. La........
© Perú21
