Pequeñas f(r)icciones: ¿Fundidos en Barbadillo?
El vaivén administrativo-político-carcelario protagonizado esta semana por el expresidente Martín Vizcarra, ha vuelto a poner en boca de extraños, propios e impropios al centro penitenciario Barbadillo, ubicado, según la topografía, a 23 kilómetros de Palacio de Gobierno, aunque, en términos judiciales, como se puede colegir, la distancia parece ser muchísimo más corta.
Con la reciente e involuntaria mudanza del último de sus inquilinos, este centro penitenciario tiene ahora el cuestionado honor de albergar a cuatro expresidentes, a saber, en orden de llegada: Pedro Castillo, Alejandro Toledo, Ollanta Humala y el recién mencionado Vizcarra. Sin embargo, estimado lector, usted que piensa —como el que perpetra estas líneas— que haber sido presidente no es una atenuante, sino, lo contrario, una agravante, lamento decepcionar su sed de justicia. Ninguno se encuentra tras las rejas, ni ve el mundo a través de barrotes. Cada uno de ellos vive en un ambiente propio y cuenta con una cama, un baño, un pequeño comedor o recepción para visitas, y son libres —es una manera de decir— de pasear por sus amplios jardines pensando en lo que hicieron o planeando sus nuevos emprendimientos.
Para tener una idea más exacta de la vida que llevan los exmandatarios, será de gran ayuda la lectura del documento que llegó a nuestro poder: el reglamento de los internos del penal de Barbadillo. Hágase su propia idea de cómo la están pasando estos cuatro expresidentes.
1. DERECHOS
1.1. Las actividades penitenciarias se ejercerán de preferencia dentro del fundo Barbadillo. Solo podrán salir del recinto aquellos internos que lo pidan “por........
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