Pequeñas f(r)icciones: ¿Cerrón en la feria del libro?
No recuerdo bien cómo vino a parar a mi biblioteca, bueno, decir biblioteca es algo pretencioso de mi parte, pero así es como llamo a ese lugar formado por un grupo de estantes empotrado a la pared de la sala. Claro, tengo más libros en mi habitación, en mis cajones, en la mesita de noche, sobre el clóset y ya ni mencionar la sin duda excesiva cantidad de libros electrónicos que están atrapados en el Kindle y en la nube. Resulta escalofriante, además, saber no solo que no voy a leer todos los libros que me gustaría, sino, sobre todo, que ni siquiera terminaré de leer los que tengo al alcance. Pero, disculparán, mi narración se fue por rumbos que no son propios de este espacio, pero ni modo. Retrocedo y retomo. Decía que no recordaba cómo había venido a parar uno de los libros más extraños relacionado con la política que recuerdo. Es bastante probable que me haya venido con un paquete de libros regalados que me dio otro político. Pero esa es otra historia.
El libro en cuestión era una larga, insufrible e innecesariamente detallada lista de todos los reportajes, entrevistas o textos grandes, medianos y pequeños, donde el nombre del autor —estiremos el significado y llamémoslo así— aparece. Es pues, para decirlo de otro modo, quizá más eficazmente, un recuento de todas las veces que la prensa escrita había mencionado su nombre. Como es........
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