En el país de Alicia, el tiempo corre hacia atrás, las palabras no significan lo que deberían, y las reglas se doblan hasta perder todo sentido. Lewis Carroll imaginó ese mundo para hablarnos, con humor y absurdo, de lo ilógico y arbitrario. Hoy, sin imaginación ni humor, ese mundo parece haberse instalado entre nosotros.

A veces el absurdo se cuela en la realidad. El absurdo peruano no se cuela, se instala. Dentro de él, el absurdo político de nuestro país es, quizás, el mejor de todos.

Un homicidio cada cuatro horas. La violencia no es abstracta ni lejana. Está en las calles, en los negocios, en la preocupación........

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