En el mundo del fútbol formativo, el sueño siempre parece grande y brillante, pero cuando ese sueño se empaña por un garrafal error, por un resultado adverso y perverso, por un juicio masivo despiadado, es ahí donde se revela lo esencial: la familia.

Gustavo, zaguero de apenas 15 años, vivió una de esas derrotas que parecen tragarse todo. En la final del campeonato, un mal pase suyo en salida provocó el gol del triunfo y el título de la categoría para el equipo archirrival. Fue un instante. Bastó ese segundo para que lo que antes era promesa se volviera objeto de burla y crítica. La barra rival lo señaló con cruel alegría, la........

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