Un experimento indeseable
Se ha convertido en curioso adorno y celebrada virtud exhibir un comportamiento público detestable. La opinión pública no solo le presta considerable atención a este tipo de conducta, sino que, además, lo premia generosamente. Ser un indeseable se ha convertido en carrera y en fuente de entretenimiento.
Dicha situación invita a realizar un experimento social. A saber, reunir en un espacio confinado y controlado a cinco representantes de esta destacada disonancia social. Su propósito sería determinar con mayor exactitud las rutas del narcisismo y la ausencia de empatía a través de la lucha de egos que el confinamiento supondría. Ya con los resultados en la mano, se podría hackear la estructura de lo tóxico: revelar cómo opera el don de irritar sin esfuerzo.
Los requisitos para ser considerado apto para este experimento serían específicos. Por ejemplo, demostrar baja empatía, tendencia al conflicto y grosera incapacidad para ponerse en el lugar de otros, actitudes entrelazadas en el discurrir cotidiano. Durante la prueba, no tendrían acceso a Internet ni redes sociales, quedando sometidos a una supervisión clínica estricta de carácter privado y con exclusivos objetivos clínicos, nunca mediáticos.
Una lista preliminar de estos........
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