El cortejo en el Poder
La concupiscencia en los altos puestos del Estado en este periodo de gobierno parece no tener límites… ni vergüenza. Otorgar privilegios a allegadas sentimentales se convirtió, no sabemos en qué momento, en una práctica “normalizada” entre las jefaturas de ciertos despachos de la administración pública.
Porque lo de Otárola no es nuevo. Se ha visto con recurrencia también en el Congreso con contrataciones a “amiguitas” como la que ha defendido el mismo presidente de la Mesa Directiva, Eduardo Salhuana, sin que estas damas cumplieran con los requisitos profesionales para ocupar los puestos asignados.
Ello, sin olvidar episodios sórdidos........
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