El rey león
“Mire, Bob, usted va y se me hace peruano para que sea obispo de Chiclayo; el primero que no sea del Opus, para que la Iglesia sea menos de los ricos y más de los pobres. Vaya, pues, y saque su DNI ya mismo, que la Iglesia no espera”. En verdad, dijo esto: “… Su eminencia, hay un problema: solo se puede designar obispo a los nacionales. ¿Podrá considerar, como labor pastoral, tomar la nacionalidad peruana?”. Y así fue como Robert Prevost se hizo paisano, para ser un agente de élite sembrado en los cuarteles del Opus Dei, parte de la lucha entre conservadores y progresistas por el control de la Iglesia. También luchó contra el Sodalicio y los crímenes por abuso sexual. En reconocimiento, lo regresaron a Roma, promovido a prefecto del Dicasterio de los Obispos, algo así como ministro encargado nada menos que de seleccionar a los obispos. Ellos son los verdaderos jefes terrenales de la Iglesia, señores exclusivos de un territorio. El papa reina sobre todos, pero solo en asuntos de doctrina; en la gobernanza diaria, en un obispado solo manda su obispo. Los cardenales tienen honores, pero no poder, salvo que les venga........
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