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Narcisismo al mando: cuando el yo se vuelve ley

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10.08.2025

Vivimos una época en la que muchos líderes políticos no quieren fortalecer la democracia: quieren ser adorados. No gobiernan, solo actúan en un escenario permanente, como en un reality de gritos y escándalos. Ya no buscan construir futuro, sino alimentar un narcisismo vengativo.

Cuando quien conduce el país se enamora de su propio discurso, deja de gobernar. Se encierra en su delirio y necesidad de tener siempre la razón. No busca liderar un país, sino protagonizar una épica donde él es salvador y exige adoración incondicional. Así deja de ser presidente para convertirse en un actor mal dirigido, un caprichoso con poder, o, en el peor caso, un mono con cuchillos. Ejemplos claros son Milei, Trump y Bukele.

Este tipo de liderazgo no es casual. Se sostiene en sociedades que premian al dogma, al gritón y al “macho fuerte”, y desconfían de quien piensa o cuestiona. La política actual es un........

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