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Neuroderechos: La UNESCO en el laberinto de la tecnología

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18.11.2025

La UNESCO está preocupada por nuestra privacidad mental, por el impacto del desarrollo de las neurotecnologías en el afianzamiento de las desigualdades, en la vulneración del desarrollo madurativo de los jóvenes expuestos a esta tecnología. La UNESCO también tiene, según la directora general de Unesco, Audrey Azoulay, una "profunda convicción": "que el progreso tecnológico solo vale la pena si está guiado por la ética", aunque no sepamos muy bien qué fundamenta esa ética de la que habla. Seguramente si la UNESCO asumiera fundamentos antropo-ecológicos para la ética, es decir, si pusiera en el centro de sus preocupaciones no tanto al ser humano y su capacidad tecnológica como la relación viva entre aquel y su entorno, quizás descubriría que el progreso tecnológico no es un valor en sí mismo, sino simplemente una elección cultural que Occidente realizó para el mundo hace muchos años. La UNESCO está preocupada por el estado de cosas en un mundo donde el progreso tecnológico es el fundamento de todo, pero no se preocupa por ese fundamento. Se preocupa por la desprotección de los neurodatos extraídos de los individuos sometidos al imperio de las neurotecnologías, pero no se preocupa por la conversión del pensamiento en dato, es decir, por las condiciones de posibilidad que permiten la reducción de la vida al dato. La UNESCO asume esa reducción de la vida al dato, y por eso afirman que "debemos proteger las emociones, los sentimientos y los pensamientos de las personas". Sin embargo, la protección, me temo, debe ir en otro sentido. No debemos proteger las emociones, los sentimientos y los pensamientos de las personas, debemos proteger a las personas de la sistemática reducción de sus vidas a sus emociones, sentimiento y pensamientos, debemos proteger a las personas de todo sistema que les convierta en incapaces de protegerse a sí mismos, debemos reivindicar un sistema que restaure la unidad de la persona, su autonomía para que sean las personas quienes se defiendan contra la tecno-modificación de sus vidas  

La UNESCO se preocupa mucho de la privacidad, como si fuera el derecho vulnerado más importante, aunque su vulneración no sería a mi juicio el que más indignación........

© Público