Pobreza y vulnerabilidad en expansión: necesitamos saber
Una mirada honesta y amorosa a los alrededores del propio ombligo apunta hacia un panorama obvio: los contrastes en la vida cotidiana de la sociedad cubana van desde la opulencia (medida para los estándares nacionales, claro está) hasta las carencias más profundas… y subiendo.
Quien tiene edad suficiente sabe que no siempre vivimos así, que hubo décadas (los 80, por ejemplo) en que la distancia entre los extremos de la estructura de ingresos era relativamente baja, y las carencias se atenuaban con amparos de prestaciones sociales potentes. El discurso político ofrecía una perspectiva esperanzadora en el mediano plazo, una oferta de igualdad sistemáticamente ensanchada hacia niveles de bienestar modestos, pero dignos, para las grandes mayorías. Un pacto social basado en la equidad como núcleo duro del consenso político.
Más allá de las obviedades empíricamente observables, como las que acabo de mencionar, se necesitan datos. Los necesitan las instituciones para calcular los recursos y coberturas, identificar los grupos y territorios en mayor desventaja, así como las acciones pertinentes para atenderlos, y para encauzar diálogos que permitan construir acuerdos alrededor de políticas que prioricen recursos diversos hacia personas, hogares y comunidades en situaciones de mayor precariedad. Los necesita la ciudadanía para saber con transparencia en qué sociedad vive, delinear sus demandas, críticas y apoyo a las instituciones, involucrarse en proyectos y tomar sus propias decisiones.
La información es un derecho ciudadano, no un patrimonio del poder.
Desigualdad y reformas: ¿un silogismo criollo?
Una investigación sobre pobreza de ingresos, realizada a inicios de los años 2000 por el Instituto Nacional de Investigaciones Económicas (INIE), perteneciente al Ministerio de Economía y Planificación, situaba en 20 % la población urbana del país que estaba en esa condición. Es el último dato público que identifica la proporción de población, en áreas urbanas, que no puede satisfacer sus necesidades básicas a partir de sus propios ingresos. El estudio permitió observar el drástico efecto de empobrecimiento generado por la crisis de los 90, al comparar este resultado con datos de 1984, en que se estimó la población pobre en 6,8 %.
Las autoridades han utilizado otra medida, el Índice de Pobreza Multidimensional, que refleja las múltiples carencias que enfrentan simultáneamente las personas pobres en áreas como educación, salud, entre otras. Según el Informe Nacional Voluntario........
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