Ruido y daño irreversible
Cuando se toma consciencia de algo, aun cotidiano pero que nunca antes habíamos notado, de repente es todo lo que percibimos. Como cuando estudiamos la Ley del Tránsito y vemos mil infracciones, o cuando aprendemos lo que son los micromachismos y la sociedad deja de verse de la misma forma. Algo similar me pasó cuando aprendí sobre las células ciliadas en la clase de Fisiología de la Ejecución en la ENA (Escuela Nacional de Arte).
Estas células, que se encuentran en el oído interno, son las encargadas de convertir las vibraciones del sonido en señales eléctricas que el cerebro interpreta como lo que escuchamos. En el documental que vimos ese día en clase aprendimos que, al nacer, nuestras células ciliadas están intactas y funcionan a la perfección. Por eso, en los primeros años de vida, nuestra audición es extremadamente sensible, contando con un rango completo de frecuencias, desde las más agudas hasta las más graves. Esta es la razón por la cual a los bebés puede resultarles molestos muchos ruidos que los adultos percibimos como normales.
Con el tiempo vamos perdiendo........
© OnCuba
