El estrabismo de los semidioses
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Desde hace un tiempo, es mucha la gente que me va soltando: “Qué, estarás contento”. La suposición no hace referencia a ninguna ventura personal ni literaria, sino a mi condición de madridista veterano y confeso y al fichaje del brasileño Ronaldo por parte del club de mis infantiles, adolescentes, juveniles y maduros amores, no hay fidelidad en la vida tan resistente como la futbolera. Mi respuesta es tibia invariablemente: “No te creas, casi habría preferido que no, no me hace muy feliz ese jugador.” La expresión de incredulidad de mis interlocutores sólo la calibrarán los no aficionados si aclaro ahora mismo que Ronaldo está considerado como uno de los cuatro o cinco mejores futbolistas del mundo y que hace pocos años, antes de su racha de lesiones que lo ha mantenido casi inactivo durante los últimos dos o tres en el Inter de Milán, se lo juzgaba, tan arbitraria como universalmente, el mejor de todos y se lo empezaba a poner a la altura del Cuarteto Oficial de Genios en la historia de este deporte, a saber: Di Stéfano, Pelé, Cruyff y Maradona.
Debo decir que la equiparación de este último con los otros tres me pareció siempre excesiva. Sin duda Maradona era extraordinario, probablemente más habilidoso o malabarista que........
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