Francisco Toledo
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La sombra del deseo, exposición de Francisco Toledo durante octubre en la Galería Juan Martín (Dickens 33-B, Polanco), es un homenaje del pintor oaxaqueño a Durero y su singular grabado en donde sugiere rostros humanos a partir de almohadas.
Habrá quien no las use para reposar la cabeza, pero podrá de todos modos abrazarse a ellas. Las almohadas, cuando nos abandonamos, son refugio, nos amparan como sólo podría hacerlo momentáneamente un hombro o un regazo. Se dice por ahí que al dormir la siesta descabezamos un sueño, y es verdad, nos cortamos la cabeza y aun la presentamos en un cojín como si fuésemos santos… e inocentes, porque dormir es un poco regresar al vientre amniótico. Si el sueño bajo las sábanas es uterino, la almohada es la placenta.
Podría decirse también que es una mejilla, casi un beso, luego será un coito y una larga convivencia. Luego, la traición atroz. El asesinato por asfixia que sofoca el grito de la víctima bajo la presión de la almohada adopta en verdad la forma de un sueño del que no sepuede despertar. Borradura del rostro en una decapitación satinada. Es la almohada adversa. Los niños conocen mejor que nadie la sospecha de las formas en la oscuridad, la ansiedad que sobreviene al apagar la luz para darse a yacer entre las sombras. Está en las puertas, surge de las paredes, asoma debajo de la cama, es una pesadilla fuera del sueño, el coco: una cabeza cortada. Y cerrar los ojos no basta. Sí, la almohada traiciona. Ese........
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