Lo mar del cielo
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En los primeros años de colegio teníamos un libro de texto que llevaba por título Observa y aprende. Yo no entendía el significado de aquellas palabras, pero me gustaba su ritmo al pronunciarlas y sólo por aquel sonido me entraban ganas de abrirlo. La estética en el lenguaje es algo que desde siempre me ha obsesionado. En aquel libro se pretendía conectar al niño con la realidad que le circunda mediante el ejercicio de la observación. Lo aprendí bien, sólo que a mi manera. Desde entonces y para mi desgracia he hecho pocas cosas distintas de observar y aprender.
El mundo resulta incomprensible, necesita ser explicado. La conciencia de existir se adquiere a través del lenguaje. El pensamiento abstracto no está hecho más que de palabras. El mundo se resume en la palabra. Aprendemos a hablar, aprendemos a pensar, aprendemos a leer y a escribir y la realidad se nos expande entonces por un universo de significados infinitos de los que tendemos a quedarnos con los más asequibles a nuestra inteligencia.
La palabra resume al mundo y lo representa por dentro. La imagen tan sólo refleja su superficie, he ahí su limitación. Observar y aprender puede que suene a empírico, a algo alejado de la sensibilidad literaria. Es evidente que existen métodos múltiples para interpretar la........
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