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Los cuatro hijos de Margarita Fondebrider (y IV)

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tuesday

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(capítulo I, capítulo II, capítulo III)

Margarita tiene ganas de encenderse un cigarrillo, pero no quiere que Iván la riña recordándole lo que ya sabe: la nicotina, etc. Samuel fumaría también, pero no quiere que le riña Margarita. Así que nadie enciende ningún cigarrillo. Y ninguno se da cuenta aún de que Félix, el cuarto hijo, se ha subido a la rama de un árbol para filmar a su familia desde fuera. Desde su infancia ha sido así: le gusta registrar los momentos que pasan, como si no estuviese allí del todo. 

Félix acciona el zoom y se acerca a Margarita. La cámara recoge la calidez de la casa. A pesar de la mala definición, reconoce el estado de ánimo de su madre. Está contenta pero planeando los próximos movimientos: relajada y calculadora a un tiempo. A veces se le trasluce con mucha claridad el animal. La ve levantarse y la acompaña mientras se mueve lentamente alrededor de la mesa. La graba cuando se detiene un rato detrás de cada silla, cuando se inclina sobre la persona allí sentada y parece hacerle una confidencia. Se ha detenido detrás de Iván, y Félix se da cuenta de que si abre un poco el plano puede captar una estampa con encanto. Más tarde averiguará si esa estampa es auténtica, si dice algo de su familia que no se pueda decir con palabras, que no haya podido explicarle a nadie en una conversación o en un monólogo: a ninguno de sus amigos, a ninguna de sus novias. Por el momento basta con grabar a Margarita que abraza a Iván por detrás, mientras se le desliza de la horquilla un mechón de pelo –como cuando les iba a dar un beso por las noches–; Iván parece resistirse, levanta los brazos y acaba aprovechando el gesto para alcanzar una copa, redirigiendo la energía rebelde hacia el champán. A su izquierda, la hija de Iván toca la armónica. Desde la rama del árbol, Félix no puede oír la música, pero tampoco ha oído las conversaciones, y de todos modos considera que los movimientos y acoples dan más........

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