Siete puntos para una conversación humana sobre IA en Colombia
La Inteligencia Artificial (IA) está cambiando casi todos los aspectos de la vida humana, desde la comunicación y las relaciones interpersonales, hasta el empleo y las formas de hacer política. En Colombia, recientemente, el presidente Gustavo Petro habló de crear una nube soberana con datos del país, el ministro de Defensa Pedro Sánchez compartió una estrategia con IA para combatir el crimen y mejorar las capacidades del sector, y el Ministerio de Ciencia y Tecnología radicó un proyecto ambicioso para regular su uso. Estas propuestas en distintos frentes, y los cambios globales por el auge de la IA, plantean preguntas profundas sobre qué tipo de sociedad tenemos y cuál queremos tener.
La Silla Académica propone siete puntos para una conversación sobre la inteligencia artificial en Colombia a partir de las ideas de profesores de la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de los Andes, la última edición de la Revista Imprenta “Ciencias Sociales en la era de la inteligencia artificial: prácticas, retos y horizontes”, y el número 93 de la Revista de Estudios Sociales “La inteligencia artificial y las ciencias sociales” de la misma facultad.
El uso cada vez más frecuente de sistemas de inteligencia artificial generativa (IAG) o modelos de lenguaje como ChatGPT en la vida diaria de las personas intensificó la conversación sobre la IA, aunque con una visión limitada sobre lo que es.
Como explica Catalina Bernal, subdirectora de datos de Quantil, una compañía de minería de datos, la IA “está presente en muchas de nuestras actividades diarias, no solo en los modelos de lenguaje o los dispositivos tecnológicos, también en servicios de streaming, procesos de optimización de transporte como Google Maps, las redes sociales o en sistemas de diagnóstico médico. Muchas de las decisiones que tomamos ya están atravesadas por algún tipo de algoritmo”.
En un sentido amplio, la IA son sistemas computacionales que tienen algún grado de autonomía para resolver problemas definidos por seres humanos mediante la simulación de algunas funciones cognitivas humanas como reconocer, clasificar, predecir y optimizar.
Para Juan David Gutiérrez, profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes, la comprensión de la IA de forma amplia permite reconocer los avances que ha tenido el país en esta materia, pero también las posibilidades a futuro. Dice que Colombia, como otros países del mundo, hace uso de la IA en sistemas públicos y privados desde hace más de tres años, cuando comenzó el auge en el uso de ChatGPT por parte de las personas a nivel individual: “Hace muchos años que los colombianos estamos expuestos a herramientas que operan a partir de algoritmos de inteligencia artificial. El ciudadano de a pie no es consciente de que cuando usa Waze, Google o YouTube ya está expuesto a la IA”.
Ampliar la visión que tenemos sobre la IA implica evitar una visión inflada de sus capacidades. El profesor de filosofía Carlos Montemayor, de la Universidad Estatal de San Francisco, apunta que a la IA actual, aunque revolucionaria en muchos aspectos, le faltan elementos fundamentales de la inteligencia humana como el contacto directo con el mundo físico, capacidades racionales plenas, memoria persistente y verdadera autonomía, entendida como metas, intereses y necesidades propias. Por eso, para él, el riesgo de pensar que puede sustituir la inteligencia humana está en “la potencial deshumanización del conocimiento y el deterioro de nuestras capacidades para relacionarnos auténticamente con el mundo”, pues no son equivalentes.
Colombia ocupa el primer lugar entre los países de la región que usan sistemas de IA en el sector público con 259 sistemas, según el informe del Sistema de Algoritmos Públicos de la Universidad de los Andes.
Sobre todo usa Sistemas de Toma Automatizada de Decisiones (SDA), que son herramientas tecnológicas para automatizar o asistir funciones y actividades. Los usos más comunes en el sector público son el reconocimiento humano (188), ayudar en la interacción entre personas y tecnología (128), crear eventos o alertas (77) y optimizar procesos para cumplir objetivos (76).
Entre 2020 y 2022, estos sistemas crecieron rápidamente con el gobierno como líder en su implementación (59%), seguido de instituciones educativas y empresas estatales (29%), órganos de control como la Contraloría (6%) y el poder judicial y organizaciones electorales en menor medida (4%).
La variedad de usos muestra los alcances de la IA en Colombia. Existen sistemas como Guardianes de la Selva del Instituto Humboldt, que usa dispositivos de grabación acústica para detectar actividades que ponen en riesgo los ecosistemas, como la caza furtiva o la tala, por medio del sonido. Crédito Peso a Peso, de la Alcaldía de Bogotá, que conecta pequeños negocios con aliados financieros para reducir el riesgo de que recurran al gota a gota y facilitar el acceso a créditos. O sistemas predictivos como Deméter para hacer pronósticos climáticos y de rendimiento de cultivos para campesinos a través de chatbots.
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