Trump en G7: el desdén como política bilateral
De concretarse la reunión entre Claudia Sheinbaum y Donald Trump en el marco de la próxima reunión de los países G7, será la segunda reunión con más tardanza (5 meses) entre un mandatario mexicano —que gana las elecciones o recién toma posesión— y un presidente estadounidense…, lo cual es indicativo del deteriorado entorno institucional entre ambos gobiernos y en el que México está perdiendo su estatus de “socio confiable”.
Las comparaciones son odiosas pero necesarias para dimensionar a Donald Trump en su estrategia para redefinir su papel internacional e incluso sus propias fronteras. El presidente mexicano que tuvo la reunión más expedita con un gobernante estadounidense fue Ernesto Zedillo, quien 9 días después de tomar posesión se entrevistó con Bill Clinton, previo a que estallara la crisis de “error de diciembre”. La cercanía de Zedillo con Clinton permitió al gobierno mexicano acceder a un paquete de crédito de rescate para fondear las agotadas reservas internacionales tras la macrodevaluación.
Quien más tardó, en total 19 meses, fue Andrés Manuel López Obrador, quien fuera uno de los últimos mandatarios del mundo en reconocer a Joe Biden como presidente Electo de Estados Unidos. El gobierno de Biden fue tolerante hasta la complacencia con muchas de las acciones del tabasqueño, tanto a nivel migratorio como con decisiones de política pública —energía y certidumbre para la inversión— que contravinieron el marco del acuerdo comercial de América del Norte.
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