Marcos Hernández López: En Venezuela el populismo ya no gana elecciones
Desde una mirada crítica, el populismo como enfoque de la política económica de los gobiernos intervencionistas y personalistas, tienen como objetivo defender el bienestar del “pueblo”, comprometiendo el gasto público, sin incentivar el crecimiento macroeconómico, pero con una intención de mejorar la distribución del ingreso a favor de los sectores más desposeídos de la sociedad, es significativo resaltar que es un modelo donde los intereses políticos se anteponen a los intereses económicos de la sociedad.
El término populismo se ha usado en política con dos acepciones diferentes; una de ellas tiene un significado positivo, pero principalmente se usa con una connotación negativa. En algunos casos se identifica erróneamente el populismo con la demagogia: mientras ésta última está referida al discurso del político buscando influir en las emociones de los electores, el populismo está referido a las medidas que toma un político, buscando la aceptación de los votantes.
El populismo ha sido una característica recurrente en la historia política de Venezuela, especialmente ligado a su condición de país rentista petrolero. A lo largo del siglo XX y en el XXI, diferentes gobiernos han utilizado discursos y políticas populistas para consolidar su poder y movilizar a la población.
Raíces y evolución del populismo venezolano: Populismo clásico (mediados del siglo XX): Surge en la década de 1940, en un contexto de migraciones del campo a la ciudad y nuevas demandas socioeconómicas. La política y el petróleo estuvieron estrechamente ligados, y figuras como Rómulo Betancourt (Acción Democrática) y Rafael Caldera (COPEI), aunque con matices, implementaron políticas sociales y de redistribución de la renta petrolera. Esta etapa, a pesar de sus aspectos positivos en la democratización inicial, también sentó bases para una dependencia del Estado y del petróleo, y para una «democracia clientelar».........
© La Patilla
