De Goebbels a Pinocho, por Elsa Muro
La sorpresa en política tiene efectos contundentes, a veces demoledores.
El pasado miércoles se vivió una puesta en escena digna de antología. Un funcionario, en medio de la nada —porque en sus palabras no había ni razón ni verdad—, intentó, con su característico cinismo, convencer de que los ocupantes de la embajada argentina actuaron voluntariamente, sin sacrificios, pues el gobierno no les negó lo esencial para la vida. Afirmó, incluso, que la madre de la líder opositora fue trasladada, por la supuesta conmiseración del régimen, a una casa de cuidados para adultos. Alguien del obediente público, sin contenerse, gritó la palabra correcta: “un asilo”.
Por Elsa Muro
El gobierno quedó en evidencia. Fue sorprendido en su propia narrativa,........
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