Daniel Waldentrom: Cómo las economías occidentales se están volviendo más justas y ricas
A pesar de la preocupación generalizada por el aumento de la desigualdad, un análisis más completo de los datos revela una realidad diferente: la riqueza en los países occidentales se ha distribuido más ampliamente de lo que muchos creen. El aumento de la propiedad de viviendas, los ahorros para la jubilación y la mejora del nivel de vida sugieren que el crecimiento económico ha beneficiado a la población en general, y no solo a la élite. Para promover un progreso continuo, los responsables políticos deben centrarse en ampliar las oportunidades y mejorar las condiciones de los más desfavorecidos.
Repensar la historia de la desigualdad
Es fácil tener la impresión de que la desigualdad en las sociedades occidentales está fuera de control. Los medios de comunicación y las redes sociales nos dicen que los multimillonarios están alcanzando cotas cada vez más altas, mientras que la clase media está desapareciendo y la democracia se ve amenazada. Estas preocupaciones parecen reales, especialmente con el encarecimiento de la vivienda, el auge de las fortunas tecnológicas y las deficiencias de los servicios públicos que se han puesto de manifiesto durante la pandemia.
Pero estas narrativas suelen basarse en datos limitados o incompletos. Cuando tenemos en cuenta todos los elementos —impuestos, transferencias, derechos de pensión, propiedad de la vivienda y la evolución de los ingresos de las personas a lo largo de su vida—, el panorama es más equilibrado. Las sociedades occidentales no son tan desiguales como muchos temen.
Esto no significa que debamos ignorar la desigualdad. Algunas personas siguen viviendo en la pobreza extrema y la concentración excesiva de la riqueza puede distorsionar tanto los mercados como la política. Pero para diseñar las políticas adecuadas, debemos partir de datos correctos. Las creencias erróneas conducen a soluciones perjudiciales, como impuestos elevados sobre el patrimonio y sectores públicos inflados que corren el riesgo de hacer más daño que bien.
En cambio, debemos aspirar a hacer crecer el pastel económico y garantizar que sus beneficios se repartan ampliamente. La mejor manera de hacerlo es elevando el nivel mínimo, ayudando a más personas a acumular riqueza personal y a participar en la prosperidad.
Lo que realmente muestran las cifras
La historia más famosa sobre la desigualdad proviene de la «curva en forma de U» del economista Thomas Piketty: la desigualdad era muy alta a principios del siglo XX, descendió tras las guerras mundiales y volvió a aumentar a partir de la década de 1980. Esto parece respaldarse por el auge de los multimillonarios del sector tecnológico, el........
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