menu_open Columnists
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close

Miguel Méndez Fabbiani: Gral. Antonio Paredes, centinela de la dignidad

9 0
21.07.2025

En un esbozo de república minada por la contaminante bruma de los aduladores, donde la traición viste uniforme de gala, y el ropaje de pragmatismo destila hipocresía, allí donde todo parece perdido, precisamente allí es cuando nace la firme verdad improbable.

En esa ínsula conquistada dónde la cobardía se disfrazaba con cintas patrióticas en los solapas, en esa Venezuela de principios del siglo pasado, aún quedaban hombres de audacia, valor y relámpago.

Hombres de bizarría que no se doblegaron ante nadie, que no transigen con nada impuro, que no venden su honra personal, ni hipotecan su nombre limpio.

Uno de esos hombres escasos, uno de los últimos caballeros de lanza quijotesca e indudable valor indenpendista, fue el general Antonio Paredes, centauro de la decencia, hijo de una Venezuela que aún hoy padeciendo inenarrable suplicio, no se resigna a su roja ruina premeditada.

Nacido en una casa de solera y honor generacional, con el alma alimentada por la leche silvestre de los próceres familiares, Paredes no supo jamás arrodillarse al poder.

Esta era una época aciaga en que el dictador Cipriano Castro -bravucón de opereta, y sombra ruidosa de sí mismo— creía que todo podía ser vencido, comprado, silenciado o aniquilado, Paredes fue la excepción gloriosa de sus contemporáneos, el contrapeso ético de ese tiempo, el relámpago inmóvil en el firmamento de la patria mancillada.

Había en él una altivez natural, no de soberbia sino de culto y honrado linaje noble. Entendiendo la nobleza como el compromiso moral obligante que contrae un individuo privilegiado con los oprimidos y........

© La Patilla