«Más vale ser vencido diciendo la verdad que triunfar por la mentira«.
Mahatma Gandhi

Dice la historia que en el año 1.823 el último capitán general de España en territorio venezolano, Francisco Tomás Morales, no tuvo otra posibilidad que firmar el 3 de agosto su rendición y salida definitiva de Venezuela, al tener que estampar su rúbrica en la Casa de la Capitulación.

Esa vieja casa que mantiene intacto su hermoso aire y perfil colonial está ubicada en Maracaibo, verdadero y último escenario donde quedó sellada la independencia definitiva de nuestro país, a solo días de la paliza que sufrieron los europeos en la Batalla Naval del Lago el 24 de julio.

La analogía –a casi 202 años de aquellos sucesos de nuestra historia–, guarda de alguna manera relación con el escenario de la actual coyuntura política de Venezuela, donde los factores en pugna, entre oficialistas y opositores, protagonizan, díganos, una epopeya política en la que «los héroes y los eventos son a menudo exagerados o idealizados, pero están diseñados para transmitir un mensaje sobre el pasado, presente y futuro de la nación».

Claro, doscientos años atrás, el malogrado Francisco Tomás Morales no tuvo a su favor la posibilidad de contar con un recurso democrático electoral para consultarle a los venezolanos de la época, si estaban en desacuerdo o no, que el imperio que él representaba le asistía el derecho de continuar gobernando estas tierras. Derrotado, vencido y aniquilado no le quedó de otra que recoger sus macundales y salir rumbo a Cuba y luego a su natal España.

Los venezolanos tenemos en puertas otro proceso electoral el 27 de julio........

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