El canto de la tierra: la Virgen del Canto y la esperanza de Toro
Virgen del Canto en Toro
El día de la Virgen del Canto me encontré con un amigo. Me dijo que deseaba volver a Toro para celebrar a la Patrona con su familia: quería ver a su hija vestida con el traje típico de “Viuda Rica” que su madre llevaba tiempo confeccionando y a su hijo con la capa y sombrero, propia de este día, como corresponde en la fiesta grande de septiembre. Sin embargo, me confesaba que en su momento pensó que no sabía si podría venir, por distintas dificultades personales. Entonces, con una sonrisa tímida, me relató un sueño: dos palomas “lo tomaban en vuelo” y lo llevaban venciendo dificultades hasta Toro, hasta la Virgen del Canto.
Al escucharlo, no pude evitar recordar mi propia infancia. En 1954, con apenas seis años, participé en la coronación canónica de la Virgen, allí en la Plaza de San Agustín. Recuerdo la emoción del pueblo, la suelta también de palomas blancas que llenaban el cielo y, una avioneta que dejó caer estampas de la Virgen del Canto sobre la multitud. Yo las recogí del suelo con manos temblorosas, como quien recoge un pedazo de cielo. Aquella imagen se me quedó grabada para siempre: Toro unido bajo el vuelo de palomas y bajo la protección de su Madre. Estaba gozoso con mis padres vestidos de “gala” para la ocasión
Hoy, tantos años después, he vuelto a vivirlo de otra manera. La misa, presidida por un sacerdote católico venido de la India —ya perfectamente integrado en Toro—, fue signo de universalidad. A su........
© La Opinión de Zamora
