Hermes, Herminator y Proyectator
Obras del Museo de Semana Santa de Zamora / Miguel Ángel Lorenzo
Herminator paseaba impaciente, arriba y abajo, por el sendero que ponía en contacto, a través del espacio, el futuro con el presente. Hay quien decía que Herminator podía ser descendiente de Hermes, aquel dios griego, hijo de Zeus, especializado en interpretar significados ocultos; también dios del engaño y de lo incierto. Pero Hermes, además de poner de moda la hermenéutica, también fue un tramposo y, por si fuera poco, presumía de ser el dios de los ladrones.
Herminator paseaba impaciente, porque habían llegado a sus oídos noticias poco favorables desde la Tierra. En aquel Olimpo del futuro donde él residía, se comentaba de todo: de lo bueno, de lo malo y de lo malísimo. Pero, especialmente, lo que más venía a interesar era el estar al tanto de las noticias y chascarrillos procedentes del planeta Tierra.
Herminator, como cualquier otro cyborg, que se preciara, tenía a su mando una variedad de androides cibernéticos a los que encargaba variopintas misiones: algunas positivas y espectaculares y otras no tanto, ya que trataban de impedir que ciertas cosas prosperaran, bien fuera o no a modo de castigo, en detrimento de quienes no le caían muy bien.
En aquel momento, lo que se comentaba en aquel Olimpo eran algunas nuevas procedentes de la........
© La Opinión de Zamora
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