Monstruos, Sociedad Limitada
Ilustración / Leonard Beard
¿El estado del Gobierno? Mejorable. ¿El estado de la oposición? Mejorable. ¿El estado de la Región? Muy mejorable.
El debate anual sobre política general celebrado esta semana en la Asamblea Regional ha tenido dos competidores emplazados a renglón seguido. Uno, los sucesivos plenos para la aprobación de los Presupuestos, previamente pactados entre PP y Vox, pues en ellos se expresa la ‘política real’ del Gobierno, aquella que está orientada y financiada. Y dos, el informe del Consejo Económico y Social (CES), sobre el que existe consenso acerca de sus valoraciones. Un informe que, si bien contiene epígrafes que podrían validar la posición del Gobierno (crecimiento en la mayoría de los sectores básicos) señala también algunas de las alarmas expresadas por la oposición, como el hecho de que no se esté produciendo un reparto equitativo de esa cierta pujanza económica, sino más bien una profundización en el desequilibrio. No es algo singular. Ocurre también en el ámbito estatal, donde la buena marcha de la macroeconomía no se compadece con la mejora de las condiciones de vida de la clase media. Pero siendo tan evidente el fenómeno, la cuestión debiera ser el foco central de la dinámica política. No lo parece.
El PP inicia un periodo presupuestario (los que se van a aprobar el mes de julio van a ser probablemente los últimos Presupuestos de esta legislatura) en que las prioridades del Gobierno van a estar sujetas a las imposiciones de Vox y a su escrutinio. Y Vox tiene una política disruptiva con las convenciones básicas que, al margen de matices e incluso de diferencias esenciales entre PP y PSOE, vienen ordenando la vida política. Vox se quiere hacer notar, antes dentro del Gobierno durante un breve periodo, y ahora todavía con mayor rotundidad desde esa nueva función de ‘oposición colaborativa’ que ejerce a medias desde su Grupo Parlamentario. La cuña Vox no es un recurso necesario para mantener la mayoría de la derecha mandatada por las urnas, que también, sino un salto cualitativo que determina en el presente y a futuro la imagen del PP y de su presidente, Fernando López Miras. Y no solo la imagen, sino la acción de su Gobierno.
Vox no es solo una etiqueta (la extrema derecha) que bien toreada podría ser conducida al pragmatismo, diluida en las rutinas de la acción........© La Opinión de Murcia
