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El jardín de los sumarios que se bifurcan

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16.11.2025

Ilustración de Leonard Beard. / Leonard Beard

No sé si les pasa que cuando ven distraídamente una película y pierden el hilo en el primer tramo se pone difícil recuperar las claves elementales de la trama, y hay que estar preguntando continuamente a tu pareja: ¿Este es el primo de quién? ¿Esa es la que se casó con el asesino? ¿Pero a este no lo habían matado ya? ¿Quién se acostó con quién?

Pues bien, lo mismo. Aquí dejas una semana de leer la prensa o de ver telediarios, o bien te surtes solo por redes, y se te amontona todo. ¿Qué hacía Leire Díaz almorzando con Mazón en El Ventorro? ¿Fue el fiscal general quien filtró los papeles del Pentágono? ¿A cómo dices que está la cesta para Navidad en lechugas? ¿Quién enchufó a Jésica en la Diputación de Badajoz?

Una sucesión tan intensa de impactos informativos provoca necesariamente una desconexión, pues es difícil seguir a pespunte a tanto personaje secundario, alguno de los cuales emerge de manera intermitente como principal para ser de nuevo sumergido en la indiferencia por otro efímero protagonista estelar de poco recorrido. Sale Aldama, baja Peinado; sube Koldo, se esfuma Gallardo; amanece Ábalos, atardece Pérez Dolset; comparece Ángel Víctor Torres, olvidamos a Carmen Pano; juzgan al fiscal, lo sustituyen los hidrocarburos; reaparece Delcy, retomamos lo de la refinería; habla Ayuso, sube el pan... Etcétera. Y así vamos, con toda la tropa escalando, descendiendo y recuperando posiciones en la escaleta de los telediarios como si fuera la lista de Los 40 Principales.

Es esa fatiga que te ataca cuando intentas leer de una tacada Guerra y Paz, y va apareciendo uno tras otro el reparto coral de los personajes, que se renuevan sin parar, lo que requiere un sobreesfuerzo para atender a las subtramas. Si hoy sobreviviera Crónicas Marcianas, aquel tipo llamado Dinio podría convalidar su frase «la noche me confunde» por «la política me confunde», pues ésta ha adquirido el efecto lisérgico que en su tiempo era atribuido a las consecuencias distorsionantes que provocaban ciertas sustancias bajo las luces de neón.

Si uno, que tiene otras cosas que hacer, no está atento a la evolución de todas las telenovelas de la política patria, perderá pie de una semana a otra, y en vez de predicar con suficiencia en sus pequeños foros del dominó, los aperitivos, las visitas del cuñao o la partidas de petanca, tendrá primero que ajustar las informaciones sobre las que ha sufrido pérdidas: ¿Es cierto que Ávalos emulaba a Goethe cuando dijo aquello de........

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