El bien que viene o la barriga del soldado
El presidente de EE.UU., Donald Trump
Ya saben aquello que dijo Franco tras el asesinato volandero de Carrero Blanco: «No hay mal que por bien no venga». Aún están los historiadores dando vueltas, interpretando lo que quiso expresar. Vana tarea. Los grandes hombres tienen la costumbre de hablar en enigma de vez en cuando. Ahora es más difícil porque siempre acuden de inmediato a las redes por mirar de insultar a alguien antes de desgranar un argumento. A mí esta forma de hacer política no me gusta: se ha perdido el arte y unos y otros se rebajan a guiñol de cachiporra. Una buena parte de mi tiempo dedicado a la reflexión y al debate se me va en explicar a amigos de izquierdas que si los de izquierdas se comportan como los de derechas no acabo de ver la diferencia.
Eso es porque buena parte de las personas de izquierda viven en un ay por el contenido de las políticas, pero no dedican ni tanto así en pensar que eso que llamamos «buen gobierno», esto es, la forma en que se construyen las mayorías, se sostienen y se desarrollan las decisiones, es tan importante como lo otro. Las izquierdas del lugar siguen creyendo que, gato blanco, gato negro, lo importante es que cace ratones. Están equivocados: a medio plazo la forma de la política determina sus contenidos. Así las izquierdas valencianas, justamente soliviantadas por la dana y el apetito desenfrenado mostrado en la merienda del Ventorro, no aciertan con otras cosas. Que menos mal que hubo dana, que no hay mal que por bien no venga, pensarán nuestros líderes absolutamente carismáticos. Que si no, ¿de qué hablaríamos? Menos mal que Mazón se ha inventado ahora cosas de diccionario y gramática y la izquierda dice: cortina de humo, no entrad al trapo, y ya no hablan de otra cosa, en bilingüe, o trilingüe, según se mire o escuche. Mazón siempre en español del pueblo, con lo justito para haber superado el bachiller y varios cursos de Oratoria........
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