Ni menas, ni flujos... Personas
Podría estar refiriéndome con el título de este artículo, queridas lectoras y queridos lectores, a la masacre que se está llevando a cabo en la franja de Gaza y que nunca nos cansaremos de denunciar. O a la invasión arbitraria de un territorio soberano europeo por otro país, como ocurre en Ucrania, en el que realidad se libra una guerra con fuertes intereses económicos, así como un pulso de terceros que salen indemnes de todo ello. Pero no, amigos y amigas. La guerra a la que me refiero en este artículo es mucho más sibilina y afortunadamente bastante menos cruenta en lo físico, pero que comparte con las anteriores un alto potencial destructivo. Aunque lo que esté en juego en este último caso concreto sea, nada más y nada menos, nuestra democracia, la poca credibilidad que le queda a nuestras instituciones y, a la postre, el futuro y la viabilidad de este país.
Y es que lo que constituye una auténtica batalla campal, desde siempre pero con desarrollos que cada vez van a más, es la estrategia de los principales partidos políticos por, digámoslo de forma poco elegante y hasta quizá vulgar, “pillar cacho”. Nos han demostrado que lo importante no es abordar las necesidades reales de un pueblo en marcha, con problemas y vicisitudes, sino el ganar cuota de poder, atesorar cuanta más fuerza, mejor, y colocar a más de los de cada uno en posiciones de poder y,........
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