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De ética, política y patriarcado

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01.11.2024

«A menudo presenciamos contrastes psicológicos […] Un hombre es un comunista ortodoxo devoto a la causa, pero las mujeres son para él tan sólo “hembras” […] que en ningún sentido son tomadas en serio»

León Trotski, Problemas de la vida cotidiana

La dimisión de Íñigo Errejón, tras la publicación de varios testimonios anónimos que lo señalaban como presunto responsable de conductas compatibles con el acoso sexual y el abuso psicológico, ha provocado un terremoto en la política española. Su rápida reacción, pese a no haber sido mencionado con nombre y apellidos, vino a confirmar su presunta culpabilidad. Un día después, la denuncia ante la policía de una de las mujeres afectadas, Elisa Mouliaá, supuso un paso adelante que rompió con los rumores para iniciar un camino que podría llevar a las responsabilidades penales, no sólo políticas.

En paralelo, el caso Errejón ha desatado un sinfín de opiniones, tanto en los medios convencionales como en las redes sociales. Muchas de ellas destacan la incongruencia entre un discurso feminista del “sólo sí es sí” y una praxis aparentemente acosadora; otras se regocijan en el morbo que provoca todavía hablar de la vida sexual de los personajes públicos. La oposición política, por su parte, ha aprovechado para pescar en río revuelto y exigir responsabilidades al conjunto de la izquierda, con una indisimulada satisfacción al ver cómo cae uno de sus líderes como víctima del movimiento feminista, una de sus bestias predilectas en su particular guerra cultural.

Aunque los militantes de la izquierda, y sobre todo las militantes, han sabido siempre que el machismo es transversal y está presente en todo tipo de organizaciones, ideologías y clases, estos hechos marcan un antes y un después de consecuencias aún impredecibles. Entre tanta opinión y cierta confusión hay algo claro: el caso Errejón supone la puntilla para la coalición Sumar y deja muy maltrecho a Más País por su pésima gestión de la crisis. Sin embargo, el descrédito de la nueva política se viene cociendo a fuego lento desde hace tiempo: luchas cainitas, traiciones personales revestidas de disputas ideológicas y el inevitable desgaste por una acción de gobierno que no habría satisfecho las altas expectativas, han puesto las bases para la desafección de una parte del electorado que alguna vez le dio su apoyo. Es difícil negar que la izquierda a la izquierda del PSOE ha contribuido, también motu proprio, a su pérdida paulatina de espacios institucionales. Algo, en todo caso, mucho menos grave que quedar relegada a la insignificancia........

© La Marea


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