Ética y doble cara
Con énfasis reciente, la oposición al gobierno y a su partido, Morena, trata o induce asuntos de ética en la discusión abierta. Una materia que, durante los muchos años hegemónicos, estuvo ausente de la polémica pública. Cuarenta años de neoliberalismo tecnocrático hicieron de las conductas, dentro de la rectitud, una anormalidad social.
El llamado pragmatismo se fincó en la urgencia de la eficacia, había desterrado del vocabulario cotidiano tópicos como lo bueno, la decencia, lo malo. Había que ser práctico, implicando por ello alejarse de temas filosóficos, incluso de aquellos de cariz ideológico.
Esa postura se dejaba a personas o grupos académicos, religiosos, fuera de la toma de decisiones, concentrados en el deber ser del accionar general o de negocios incluso. Las realidades del poder imponían rigores prácticos y atenciones de inmediato tratamiento. Lo demás, debía ser relegado para los tiempos calmos de ociosos o inocentes.
Las conductas apegadas a la ética tampoco son, en verdad, del interés opositor. Usan su tratamiento como vehículo circunstancial o de combate para la defensa de sus posiciones partidistas o de intereses. En especial dirigen y montan su aplicación, como arma contra la presidenta........
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