La valiente postura de Brasil contra Trump
Nueva York. Durante décadas, Estados Unidos fue el paladín de la democracia, del estado de derecho y de los derechos humanos. Por supuesto, hubo discrepancias flagrantes entre la retórica y la realidad: durante la guerra fría, Estados Unidos derrocó gobiernos elegidos democráticamente en Grecia, Irán, Chile y otros países con el pretexto de derrotar al comunismo. En el ámbito nacional, Estados Unidos libraba una batalla por defender los derechos civiles de los afroestadunidenses un siglo después del fin de la esclavitud. Más recientemente, la Corte Suprema de Estados Unidos ha actuado con firmeza para restringir los esfuerzos por rectificar los legados de la larga historia de discriminación racial.
Pero si bien Estados Unidos muchas veces no ha practicado lo que predicaba, ahora no hace ni una cosa ni la otra. El presidente Donald Trump y el Partido Republicano se han encargado de ello.
En su primer mandato, el desprecio de Trump por el estado de derecho culminó en su intento de anular el principio más importante de la democracia: la transición pacífica del poder. Afirmó –y sigue diciendo– que ganó las elecciones de 2020, a pesar de que Joe Biden recibió unos 7 millones de votos más, y de que decenas de tribunales dictaminaron que no se habían producido irregularidades electorales significativas.
Cualquiera que esté familiarizado con Trump tal vez no se haya sorprendido; la gran sorpresa fue que alrededor de 70 por ciento de los republicanos creen que las elecciones fueron amañadas. Muchos estadunidenses –incluida la mayoría de uno de los dos........
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