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Pensar desde México o resignarnos a la deriva

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Por décadas, México ha aspirado a la independencia económica y la soberanía política. Sin embargo, esa aspiración seguirá siendo inalcanzable mientras pensemos con categorías ajenas. No se puede transformar un país con ideas diseñadas para sostener la hegemonía de otros. Pensar con cabeza propia no es un lujo académico: es una necesidad histórica. Sin pensamiento propio, la Cuarta Transformación (4T) no sólo corre el riesgo de fracasar, sino de dejar al país atrapado en una peligrosa deriva sin rumbo. 

Durante demasiado tiempo, nuestra realidad ha sido interpretada a través de teorías nacidas en los países anglosajones, formuladas para justificar el libre comercio, el neoliberalismo y una democracia sin contenido social. Hoy, cuando ese poder geopolítico se debilita, las universidades del norte global insisten en exportar sus viejos paradigmas como si fueran fórmulas universales. Ello no es reciente. Las ciencias sociales mexicanas nacieron bajo tutela. Aunque se enseñan en español y se aplican al contexto nacional, sus fundamentos teóricos, jerarquías institucionales y referentes intelectuales son, en su mayoría, importados. En nombre de la “universalidad” del conocimiento, nuestras universidades adoptaron sin crítica marcos pensados para otras realidades. 

El colonialismo académico impuso una regla tácita: el saber legítimo es aquel que se produce en inglés, se publica en revistas extranjeras y se ajusta a los criterios de Harvard o el MIT. Bajo esta........

© La Jornada