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Trabajadores de la mezclilla en México: explotación y terror en medio de jornadas extenuantes

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Laura Rosas trabaja en la fábrica textil Nien Hsing, en Tamaulipas, donde el calor alcanza los 50°C y el ruido de las máquinas es tan intenso que ha deteriorado su capacidad auditiva. Para desempeñar su trabajo, debe permanecer de pie sobre una banca durante toda la jornada laboral, mientras los supervisores extranjeros le gritan para obligarla a ir tan rápido como pueda. Así, entre el ruido y el calor, Laura soporta un cansancio extremo para obtener el salario que le permita alimentar a su familia. Su extenuante trabajo no es una situación aislada, sino que forma parte indisoluble de la precarización laboral que el capitalismo mundial impone a los trabajadores para mantener sus ganancias.

En la industria textil las malas condiciones laborales se han vuelto la norma, sobre todo en los países del sur global donde se encuentra la gran mayoría de las empresas del ramo. Esta industria se ha reconfigurado a nivel global debido a diversas crisis económicas por las que ha pasado el capitalismo. Desde los años 70 y posteriores, una forma de revertir la tasa de ganancia del gran capital fue relocalizar empresas en países subdesarrollados, con el objetivo de incrementar sus ganancias producto de las diferencias salariales.

En este contexto se inscribe la empresa taiwanesa Nien Hsing que en 1991 estableció una fábrica en Lesoto, África y en 1998 en México, cuatro años después de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el cual la cobijó con exenciones arancelarias.

Nien Hsing continúa operando en México, pues la mano de obra todavía es muy rentable, lo que le permite llevarse mayores ganancias. Sin embargo, los obreros se llevan la peor parte; un salario paupérrimo y condiciones laborales deplorables como las que Laura señala. Aunado a lo anterior, la organización de los obreros en sindicatos no se ha traducido en mejoras laborales. Los líderes sindicales han sido cooptados por la empresa para trabajar en su beneficio. Todo esto en su conjunto vulnera las condiciones de vida de los trabajadores.

Nien Hsing: la trasnacional

Nien Hsing Textile es una reconocida empresa multinacional con fábricas en México, Lesoto, Vietnam y Taiwán. Su fábrica en Ciudad Victoria, Tamaulipas, cuenta con 796 trabajadores. Su producción principal es tela de mezclilla, tiene una capacidad diaria de 60 mil 960 metros de tela. Cuenta con cuatro departamentos: hilado, teñido, tejido y acabado. Sus clientes principales son las reconocidas marcas Levi Strauss & Co., Abercrombie & Fitch y VF., según los datos encontrados en el sitio web de la propia empresa.

La mayor parte de su producción se exporta a otros países, principalmente a EEUU, pero también a Panamá y Nicaragua.

Según la agencia de noticias Reuters, en 2024 la empresa declaró ingresos netos consolidados por 6 mil 420 millones de dólares taiwaneses lo que equivale a 201 millones de dólares estadounidenses; con una utilidad neta de 7.6 millones de dólares estadounidenses. Una obrera tendría que trabajar mil 400 años con salario mínimo para alcanzar la utilidad neta anual de la empresa.

¿Cómo logra las ganancias esta empresa dentro de una industria altamente competitiva? Lo logra mediante la precarización laboral.

Condiciones laborales

En verano, la temperatura en Ciudad Victoria supera los 40° C. Al interior de la fábrica la temperatura alcanza los 50° C, esto debido al calor que despiden las máquinas. Por lógica, el cuerpo humano necesita mantenerse hidratado en esas condiciones, pero los jefes niegan hasta el líquido vital. "Casi nos desmayamos. Solo pedimos agua fría, pero ni eso", afirma Verónica Gallardo, trabajadora del área de acabado.

Iván Ríos, supervisor del área de tejido, camina sin parar cuadra y media por cuadra y media (28 mil pasos........

© La Haine