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Segundo encuentro en Estambul: cruce de memorandos

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Sin apretones de manos, una evidente tensión y sin ninguna posibilidad de lograr ningún avance sustancial, las delegaciones de Rusia y Ucrania se reunieron ayer en Estambul en el segundo encuentro desde que el presidente Vladimir Putin propusiera reiniciar el proceso de Estambul para desactivar el ultimátum europeo de aceptar el alto el fuego incondicional que exigían los mandamases de Ucrania. La aceptación de esa tregua ordenada por Londres, París y Berlín implicaba iniciar un proceso de paz según los términos de la hoja de ruta ucraniana, cuyo objetivo a corto plazo es conseguir un alto el fuego que impida mayor pérdida de territorio mientras le otorga todos sus objetivos políticos.

"Europa, junto con EEUU, cuenta con mejores armas que Rusia. También contamos con soluciones tácticas más sólidas; nuestra operación «Telaraña» de ayer lo demostró. Rusia debe sentir lo que significan sus pérdidas. Eso es lo que la impulsará hacia la diplomacia. Y cuando Rusia sufre pérdidas en esta guerra, es evidente para todos que Ucrania es quien mantiene la posición, no solo para sí misma, sino para toda Europa", afirmó ayer Zelensky, mostrando músculo militar gracias a su muy publicitada (aunque no tan efectiva) operación del día anterior y exigiendo, como ha sido habitual en la última década, más financiación, más armamento y más apoyo político y económico para su causa.

El presidente/dictador ucraniano, que se jactó de que la operación del domingo, "una de ellas", se gestó y preparó dentro de Rusia, olvida que hace once años Ucrania perdió el control de su territorio más preciado (Crimea), cuya población se marchó sin intención de volver, que utilizó la vía militar para acabar con un problema político (Donbass), que firmó un acuerdo de paz que nunca tuvo intención de cumplir (Minsk) y que actualmente está dispuesta a someter a la población que le queda en el país a una guerra eterna para conseguir unos objetivos políticos que pudo lograr hace tres años en la mesa de negociación y añadir a ellos la posibilidad de adhesión a la OTAN.

A esta se oponen ahora mismo tanto EEUU como otros miembros europeos que, eso sí, no están dispuestos a comprometerse a detener la expansión de la alianza de la Guerra Fría a la frontera de facto que cualquier analista es consciente desde 2022 que conllevará esta guerra.

La fatiga y los acreedores siguen sin tener ganas de participar directamente en la guerra enviando a sus soldados a la muerte en las trincheras de Donbass, pero la cuestión más importante sigue siendo mantener la causa de Ucrania en el centro de la agenda política internacional haya o no alto el fuego. Para ello es preciso exagerar -o inventar- la amenaza rusa, algo que es compatible con anunciar la extrema debilidad del país. El relato de esta guerra nunca ha precisado de coherencia.

"Pregunten a sus servicios de inteligencia: ¿qué planea Rusia este verano en Bielorrusia?", afirmó Zelensky fabricando una amenaza para justificar que "si son lo suficientemente audaces como para preparar ataques desde allí, entonces necesitamos más fuerza, juntos. Y ahora mismo, eso significa fortalecer a Ucrania para que podamos detener esta guerra y evitar que se extienda. Por eso es importante la producción........

© La Haine