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Pues amarga la verdad quiero echarla de la boca

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01.06.2025

Juan de Mairena -personaje creado por el poeta Antonio Machado- del que se dice como crítica hacía advertencias demasiado elementales a sus alumnos apenas bachilleres a quienes dirige su ‘elementalismo’ evidente: »La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero».
Agamenón —Conforme.
El porquero —No me convence.
Cuenta que en una ocasión uno de sus discípulos le dio a leer un artículo, cuyo tema era la inconveniencia e inanidad de los banquetes, dividido en cuatro partes:

A) Contra aquellos que aceptan banquetes en su honor.

B) Contra aquellos que declinan el honor de los banquetes.

C) Contra los que asisten a los banquetes celebrados en honor de alguien.

D) Contra los que no asisten a tales banquetes.

Nuestro personaje censuraba agriamente a los primeros, por fatuos y engreídos; a los segundos, acusaba de hipócritas y falsos modestos; a los terceros, de parásitos del honor ajeno; a los últimos, de roezancajos y envidiosos del mérito; finalmente, el maestro Mairena, celebró el ingenio satírico de su discípulo.
— ¿De veras le parece a usted bien, maestro?
— De veras ¿Y cómo va usted a titular ese trabajo?
— .
— Yo le titularía, mejor: »Contra el género humano, con motivo de los banquetes».

Un día sobre el trajín diario un intelectual se le acerca ofreciendo platica a Juan de Mairena
— A usted le parecerá Balzac un buen novelista — dijo el joven ateneísta de Chipiona:

—A mí sí.
—A mí, en cambio, me parece tan insignificante que ni siquiera lo he leído.

(El paleto perfecto es el que nunca se asombra de nada ni aún de su propia estupidez). Entre los proverbios y consejos del maestro hallamos: »Los hombres que están siempre de vuelta en todas las cosas son los que no han ido nunca a ninguna parte. Porque ya es mucho ir; volver, ¡nadie ha vuelto!». El personaje del poeta insiste a sus alumnos: »Sed modestos, recordad el proverbio de Castilla «Nadie es más que nadie». Esto quiere decir cuánto es difícil aventajarse a todos, porque, por mucho que un hombre valga, nunca tendrá valor más alto que el de ser hombre (o mujer)». Las clases magistrales del docente nos transmiten la luz de su infancia «El acontecimiento más importante de mi historia es el que voy a contaros»: »Era yo muy niño y caminaba con mi madre, llevando una caña dulce en la mano. Fue en Sevilla y en ya remotos días de Navidad. No lejos de mí caminaba otra madre con otro niño, portador a su vez de otra caña dulce. Yo estaba muy seguro de que la mía era la mayor ¡Oh, tan seguro! No obstante, pregunté a mi madre –porque los niños buscan confirmación aun de sus propias evidencias –La mía es mayor, ¿verdad? «No, hijo – contestó mi madre – ¿Dónde tienes los ojos?». He aquí lo que he seguido preguntándome toda mi vida».

El círculo de tiza caucásico de Bertolt Brecht nos da la clave

De lo que puede y deben representar los hechos además de la prueba de la tiza brechtiana, y no la del gran capital del algodón blanco como yeso en simbología de la farsa (falsa verdad) que el embaucador etiqueta como ‘¡El algodón no engaña!’. A través de su herramienta explora el autor la complejidad de la toma de decisiones del lado de ley precaria, los desvíos que todo lo ocultan por donde el dócil algodón pasa y fulmina, a forma de evoluciones revolucionarias a desgarro de la sociedad donde analizar el........

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