Ángela Davis icono del siglo XX
Dijo Rosa Luxemburgo: en la historia de la sociedad dividida en clases, la revolución es un acto de creación política, mientras que la legislación es el vegetar político inerte de la sociedad.
Tres facetas significativas, adolescencia, detención y madurez plena de la activista: »No estoy aceptando las cosas que no puedo cambiar, estoy cambiando las cosas que no puedo aceptar, en una sociedad racista, no basta con no ser racista, debemos ser antirracistas».
El capitalismo es el genocida más respetado del mundo (Che)
Esta nota lleva impreso el ánimo que conmueva aclarar no ofender a quienes han considerado, como suyas las reivindicaciones de la activista Ángela Davis, conocida por la izquierda internacional como una de los iconos de lucha anticapitalista y antirracista, del siglo XX. Nace en EEUU, saltando al mundo, definida como una revolucionaria comunista. Muchas fueron las mujeres que lucharon contra el racismo torturadas o quemadas en vida como en época de la inquisición y Ku Klux Klan; otras, tras la II Guerra Mundial fueron acusadas de comunistas, detenidas y asesinadas, caso del matrimonio Ethel Greenglass Rosenberg y Julius Rosenberg, ambos ejecutados en la silla eléctrica acusados de espionaje; de igual modo el capitalismo se lanzó contra la Brigada Lincoln, donde militaban negros con una gran conciencia de clase, tras el golpe del fascismo internacional contra la República del Estado español, al llegar a EEUU, son detenidos y encarcelados acusados de colaborar unos con el comunismo otros con el anarquismo. Ángela Davis, arriba, en la foto, su imagen de joven, detenida y encarcelada poco más de un año sobre una acusación falsa; militó en el Partido Comunista, partido que se retiró de la órbita de la Unión Soviética, cuando la revolución de colores en Hungría año 1956, donde la CIA dirigía las riendas, pasando del rojo a la proliferación de colores en red comercial disparada a fomentar la ¨revolución¨ contra el comunismo. La voz de Ángela no deja de sonar, conferenciar, ni aclamar, su oratoria no se detiene brinca a contracorriente a la Fiesta de la paz – enero de 2013 en Washington – ensalza su voz a unir ‘almas’ a la Casa Blanca: »¡Nuestro apasionado apoyo al presidente Barack Obama también debe expresarse en nuestro compromiso a plantear temas que hace mucho son ignorados o no han sido tratados adecuadamente!». Ahí es que sentí la zarpa del golpe mordaz la frustración del ayer que se dijo revolucionario y el hoy hipotecado a la desbandada de principios, penetraba directa la lanzadera contra el hito de revolución que se dijo y sigue diciendo de su pasado difuminado hoy en exposición de agradecimientos.
Mi antagonismo se eriza ante las garras invisibles al desafío de su conducta, pregunta: ¿Qué hizo de bueno Obama, qué se le debe agradecer ni pedir a un criminal de la Casa Blanca, cómo es posible confiar en una potencia genocida, en un presidente del imperio otanista promoviendo guerras de rapiña, obstinado en persistir el genocidio escalofriante sobre Iraq, dejando su huella por todo oriente por Afganistán, Libia, Siria, Somalia, Yemen… y, en Palestina, apoyo incondicional al colono sionista.
Los grandes líderes revolucionarios no surgen de la noche a la mañana menos bajo el oteo permanente de bala fácil que impuso la férrea clandestinidad y marcó las más importantes luchas del siglo XX. Ningún dirigente en activo pudo ser considerado icono internacional de su inteligencia de su entrega su don de masas su capacidad de organización y conciencia. No podían darse a conocer ni hacer campañas de explosión dinámica en tránsito electrizante y menos públicamente, ni siquiera Lenin pudo, pese a las condiciones favorables revolucionarias tuvo que ceñirse como todxs a la estricta y severa clandestinidad. Los dirigentes revolucionarios no surgen en tiempo récord aclamados de súbito “por todxs” hasta por los medios oficiosos.
Años de lucha en condiciones extremas, privaciones, sufrimiento, persecución, tortura ciega a........





















Toi Staff
Gideon Levy
Tarik Cyril Amar
Sabine Sterk
Stefano Lusa
Mort Laitner
Mark Travers Ph.d
Ellen Ginsberg Simon
Gilles Touboul
Daniel Orenstein