Rescataremos (de nuevo) a la doncella
Leíamos en LA GACETA el pasado 27 de mayo que la Asamblea Francesa aprobaba en primera lectura un proyecto de ley que permitiría la eutanasia a personas con «enfermedades incurables» bajo una serie de supuestos. Una vez que el luminoso del congreso encendía las 305 lucecillas verdes frente a las 199 de derrotado carmín, los diputados vencedores celebraban su victoria con un aplauso macabro de varios minutos. Sólo cuatro días después, el 31 de mayo, día de la final de la Champions, ya se solapaba el ruido de las sirenas, los cristales rotos de las tiendas, los pelotazos de goma con el palmoteo autocomplaciente de la Asamblea francesa. La enfermedad incurable de Europa del odio a sí misma producía otro brote. Mientras Francia eutanasia a los suyos, oleadas de multiculturalismo vivo prenden fuego a las calles y profanan la estatua de Santa Juana de Arco, lo que para un pucelano es una afrenta grande.
El pasado martes en estas páginas de opinión, escribía mi comandante de Húsares, Esparza, que los hechos vividos en París por la celebración de la Champions por el PSG le recordaban a........
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