Escuchar esta expresión es una declaración de guerra en la que se experimenta un desequilibrio de fuerzas tal que uno se siente de entrada derrotado, así la ciencia hubiese avanzado enormemente.

¿Por qué a mí?, ¿Qué hice mal?, ¿Quién es el culpable?, yo no fumo, no bebo, me alimento relativamente bien, no me duele nada, ¿Qué pasó?, surgen mil preguntas en la cabeza y empiezas a rebobinar los recuerdos tratando de encontrar una respuesta que satisfaga este temor y la incertidumbre que ocasiona ese indeseable nuevo habitante de tu cuerpo.

Todos mis chequeos anteriores arrojaban parámetros normales; hasta donde mi memoria alcanza ninguno de mis ancestros padeció de cáncer y los que partieron prematuramente fueron arrancados por absurdos accidentes........

© La Crónica del Quindío