En Granada convivo con otros planetas. Planetas llegados de todas partes del universo que no esquivan la mirada en los paseos por el Genil; que cruzan el semáforo en rojo o ni se percatan de cuándo pasa a verde.

Hay sistemas solares enteros en una sola mesa: planetas que engullen tapas, beben cerveza y se dejan consumir por el humo de sus adicciones en la calle Pedro Antonio. Planetas que se besan y colisionan de amor en San Nicolás, que orbitan coquetamente en los Cármenes, pero pelean frente a la Catedral. Hay planetas que pierden el bus, que no llegan a tiempo para visitar los Palacios Nazaríes; planetas enanos que se inclinan ante sus mayores y les susurran un secreto.

En medio de estos errantes celestes, de esta cosmología........

© La Crónica del Quindío