LISTOS PARA LA JUBILACIÓN
El ensayo que me dio el ingreso a la facultad de derecho de la Universidad de Columbia tenía tres páginas a doble espacio y, a pesar de ir redactándolo en mi mente durante meses, lo terminé al filo de la medianoche del día de cierre de inscripciones luego de milagrosamente haber perdido un avión por no llevar conmigo el carné de vacunas de mi perro, quien dormía plácido en mis piernas e ignorante de los contratiempos que vivimos juntos aquella noche en el aeropuerto mientras yo acababa el documento y daba los últimos clics para pulirlo antes de su envío. Esas pueden ser fácilmente las 800 palabras más importantes que haya escrito en toda mi vida.
Recuerdos como estos bien parecen estar cerca de convertirse en joyas exclusivas de mi generación, pues tras casi........
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