A raíz de la reciente efeméride de los 136 años de Armenia es pertinente reflexionar que el fundador es el que crea, cimienta, edifica, instaura y sustenta. El fundo es su espacio, su predio, su heredad.

Allí va a echar raíces, a establecer una relación personal con la tierra; va a hermanarse con ella, a intervenirla y a amarla. Los fundadores crean un sueño y lo convierten en realidad: es una transformación del entorno, casi similar a una metamorfosis. Eso hicieron los fundadores. Dejaron para la posteridad en su espacio vital la impronta de sus sueños, de su trabajo, marcaron el futuro, lo escribieron. Sí, escribieron el futuro.

Cuando llegaron a este terruño adorable, de suaves colinas onduladas, encontraron que tenía todas las tonalidades del verde. Todas. Porque aquí la naturaleza se desbordó en generosidad. Es muy difícil encontrar en otro lugar del planeta un sitio con una diversidad biológica tan exuberante, que al describirla parecería que fuese un........

© La Crónica del Quindío