menu_open Columnists
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close

El inconveniente de no ser eterno

10 0
17.08.2025

Según el historiador español Javier Tusell, el almirante Luis Carrero Blanco, designado por Francisco Franco para sucederle en el poder, padecía una especie de angustia vital: que Franco no fuera eterno. Y así se lo hacía saber al dictador de la manera más alambicada que podía. “Su excelencia no es eterno y Dios puede disponer un día de su vida”, le habría dicho más de una vez, emparejando el hecho biológico inevitable con la necesidad de perpetuar el régimen más allá de la muerte de Franco.

Hablarle a los dictadores de tan espinoso asunto —o lo que es lo mismo, recordarles que no son eternos— suele ser un tema tabú por distintos motivos: culto a la personalidad, temor a represalias o desestabilización del régimen. Uno de los ejemplos más conocidos fue el de Joseph Stalin, quien fomentaba una atmósfera de miedo y desconfianza tal que hablar de su posible fallecimiento equivalía a ser acusado de deslealtad o incluso traición.

Cuando ocurrió lo inevitable al dictador georgiano, un chiste que tuvo mucho éxito contaba el caso del funcionario que, tras anunciar su muerte, comentó: “A ver ahora quién se lo dice”. Algo similar ocurría en la Cuba de Fidel Castro, donde hablar de su posible muerte podía acarrear persecución o acusación de disidencia. Y en la Corea del Norte de Kim Il-sung el tema era un sacrilegio castigado con el envío a un campo de........

© Kienyke