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Redes sociales: ¡peligrosísimas!

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25.10.2025

Las armas más importantes [son las redes sociales]. La compra más importante que se está haciendo ahora es TikTok… Espero que se apruebe porque puede ser trascendental.”

Benjamín Netanyahu

A lo largo de la historia vemos continuamente cómo las clases dominantes mantienen sojuzgadas a las subordinadas. Dos son las herramientas para lograrlo: 1) la represión abierta (eso es el Estado y todos sus órganos de intimidación y defensa, armas en mano), y 2) la manipulación ideológico-cultural, que bien podría llamarse “represión encubierta”.

Represión encubierta”: ¿por qué llamarla así? Porque lo que busca es mantener estable el estado de cosas, conservar la situación, impedir a toda costa que algo pueda cambiar en la repartición de los papeles sociales, en la apropiación de la riqueza producida por el colectivo, en la distribución de los poderes, pero sin apelar a la fuerza bruta. Es otro tipo de fuerza el que ahí está en juego.

En el ámbito de la represión abierta, la situación está clara: cuando la “plebe” protesta, o cuando se alza, las fuerzas que controlan la “normalidad” social, actúan. Y no con caricias, precisamente. Desde hachas y espadas a las más variadas y letales armas actuales contra motines, desde escuderos del rey o del faraón, guardaespaldas, policías, gendarmes, grupos parapoliciales o neuroarmas a drones hiper modernos y satélites geoestacionarios que nos controlan, el arsenal con el que la clase dominante se defiende y buscar perpetuar su poderío es interminable. De hecho, cada día aparece un nuevo instrumento de control, más letal y efectivo que el anterior. Y así como interminable, también es feroz, despiadado, atrozmente cruel. Pueden entrar allí las técnicas represivas más amplias e inhumanas, donde no faltan la tortura, la desaparición forzada de personas, las cárceles clandestinas, los castigos ejemplares y las hogueras inquisitoriales (o sus sucedáneos).

Ahora bien: sin necesidad de derramamiento de sangre, también los poderes hegemónicos han sabido siempre dominar a las grandes masas a través de la persuasión, el mensaje cultural, la manipulación masiva. El “pan y circo” de los romanos, que vemos presente en todas las formaciones culturales a lo largo y ancho del planeta en todo momento histórico con sociedades estratificadas en clases sociales -claro que con características propias en cada caso- es universal. En otros términos: ¿cómo engañar a las masas sin que se den cuenta que están siendo engañadas? ¿Cómo mantenerlas tranquilas para que sigan alimentando los privilegios de una élite? Para eso, entre otras cosas, están las religiones: “Las religiones no son más que un conjunto de supersticiones útiles para mantener bajo control a los pueblos ignorantes”, como dijera Giordano Bruno (lo que le valió la pira).

Ya entrado el siglo XX, con sociedades absolutamente masificadas y donde las conductas sociales cada vez están más maquinal (y eficientemente) digitadas, el pionero de la psicología de masas, el sobrino de Freud, Edward Bernays, pudo titular sin tapujo uno de sus libros: “Propaganda. Cómo manipular la opinión pública en democracia”, donde sin ningún rodeo planteó que: “El estudio sistemático de la psicología de masas reveló a sus estudiosos las posibilidades de un gobierno invisible de la sociedad mediante la manipulación de los motivos que impulsan las........

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