Estados Unidos exporta armas y guerras; Cuba: brigadas médicas
Estados Unidos y Cuba representan dos modelos político-económico-sociales radicalmente distintos: el país capitalista más poderoso del mundo, el primero; una pequeña isla que tuvo la osadía -o la dignidad- de independizarse de los tentáculos imperiales para construir el socialismo, el segundo. La diferencia de potencial tecnológico, económico y militar es abismal. De todos modos, el gigante del norte, después de más de seis décadas de estar queriendo a toda costa hundir la experiencia socialista, no lo ha logrado. Le ha propinado formidables golpes, con intentos de invasión, bloqueo, campañas negras, espionaje, sabotajes, mentiras difundidas a los cuatro vientos y un largo -y vergonzante- etcétera de agresiones. Pero no ha podido doblegar el espíritu revolucionario de un pueblo y su dirigencia que, pese a todo, aún muy orgullosamente siguen levantando las banderas del socialismo.
Inmediatamente después de la revolución de 1959, en 1960, bajo la presidencia de Dwight Eisenhower, comenzaron las medidas restrictivas de Washington contra la isla. Luego del fracasado intento de invasión militar en Bahía de los Cochinos en 1961, fue en 1962, con John F. Kennedy en la Casa Blanca, cuando la gran potencia comenzó un bloqueo total contra la experiencia socialista. Después de 63 años de mantener esa inmoral medida -rechazada por prácticamente todos los países del mundo-, ninguna administración (ni demócratas ni republicanos) la levantó. Hubo momentos de mayor suavización, así como de endurecimiento, pero la política de Estado se mantuvo inalterable: había que desmantelar ese “mal ejemplo”. Pero, aún ocasionando grandes problemas en la nación revolucionaria, no se consiguió ese cometido. Hoy, con la presidencia de este neonazi que es Donald Trump, el imperio ajusta mucho más las tuercas.
En 1960, con motivo del gran terremoto (9.5 en la escala sismológica, el mayor registrado en la historia) sufrido en el sur de Chile, con miles de muertos y destrozos incalculables, se organizó la primera brigada médica de Cuba, para ir a asistir solidariamente al pueblo chileno. Tras evaluar esa experiencia, el gobierno de La Habana instauró formalmente la colaboración médica cubana con el mundo; en este caso fue Argelia, recientemente liberada del imperialismo francés (1961), que luego de ese gran momento político, se quedó casi sin personal médico, porque los galenos franceses partieron rumbo a su país. A pedido del gobierno argelino, Cuba socialista respondió solidariamente, enviando una misión de 54 profesionales: 29 médicos, 4 estomatólogos, 14 enfermeros y 7 técnicos de salud. Todos ellos participaron voluntariamente, como parte de la ética socialista que comenzaba a delinearse en la isla caribeña. Para Estados Unidos, representante por antonomasia del capitalismo donde todo -obviamente también la salud- es negocio lucrativo, eso era un pésimo ejemplo. Es por ello que, desde aquel entonces, está haciendo lo imposible por doblegar la experiencia socialista.
A partir de ese momento fundacional, el gobierno cubano decidió implementar regularmente esa ayuda al exterior. A lo largo de todos estos años las Brigadas Médicas Cubanas -BMC- se han sabido ganar el reconocimiento de innumerables pueblos donde ayudan. De esa cuenta, habiendo participado en 165 países de los cinco continentes (Estados Unidos rehusó esa colaboración luego del devastador huracán Katrina que sufriera en 2005, mal manejado por la administración federal, causando cerca de 2,000 muertes -población afrodescendiente en su mayoría, la más olvidada y vulnerable- y 100,000 millones de dólares en pérdidas materiales), se atendieron 2,300 millones de consultas, salvando la vida de 12 millones de personas. En la........
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