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Escenarios mundiales

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06.04.2025

Es sumamente difícil, cuando no imposible, vaticinar cómo seguirá el orden internacional. El sentido del presente opúsculo pretende tener un carácter de análisis con herramientas científicas y no meramente brindar una opinión; por ello escapa totalmente a su perspectiva dar un resultado final de la guerra en curso en Ucrania, a la explosiva situación de Medio Oriente y a los tambores de guerra que suenan en torno a Taiwán, cada vez más fuertes. Mucho más aún, a la arquitectura global que irá tomando el planeta en el corto y mediano plazo. De todos modos, con los elementos de análisis a los que se puede acceder –recordemos que en la guerra siempre “la primera víctima es la verdad”, y hoy estamos, lamentablemente, en el reino de las fake news, de la post verdad–, elementos que no son demasiados, por cierto, pueden verse tendencias, no muy claras aún, pero que ya empiezan a prefigurarse. En síntesis: –esto parece ser lo más claro en el panorama– es que marchamos inexorablemente hacia un mundo multipolar.

El desarrollo económico de la sociedad global muestra claramente que el Occidente capitalista no tiene la iniciativa, habiendo perdido empuje. Según datos de los organismos crediticios del gran capital occidental, tales como el FMI y el BM, la mayor tasa de crecimiento estará en el área BRICS, a partir de enero del 2025 ampliados a 19 miembros: India con una tasa anual del 7%, China alrededor del 5%, la Federación Rusa y países afro-euroasiáticos estarán, en promedio, por arriba del 3%. Por su parte, el capitalismo de Occidente tendrá poco crecimiento: Estados Unidos –la principal economía del área– alrededor del 2.2%; la zona euro, en conjunto, tiene previsto un muy modesto crecimiento de apenas 0.8%, envuelta en crisis, con sus grandes economías (Alemania y Francia) en recesión, tal como también sucede en el Reino Unido. Por su parte, Japón prevé crecer este año apenas un 0.3%. Es evidente que la locomotora de la economía deja de ser ahora, como dijo Carmen Zúñiga, de “color blanco, rubia y de ojos celestes, hablando básicamente en inglés”.

Siguiendo a Néstor Restivo, puede afirmarse que:

“China, con la guía del Partido Comunista, sobre cumple sus planes quinquenales y aunque Occidente fantasea hace décadas su derrumbe inminente, innova todo el tiempo, desactiva las bombas que le aparecen en su ciclo económico, como la burbuja inmobiliaria, y consolida cada vez más un mercado interno dinámico y pujante, donde el pulso de la economía se desligó mayormente del sector externo, aunque éste siga siendo importante para muchas de sus empresas. Rusia ha logrado mejorar muchos de sus aspectos económicos pese a las sanciones de EE.UU. y la UE por la guerra en Ucrania, acelerando su integración con Oriente y otros países. “La fortaleza de Rusia ha sido una de las grandes sorpresas de la guerra”, escribe Emmanuel Todd en “La derrota de Occidente”, que ofrece datos estructurales rusos, como la autosuficiencia alimentaria o la mayor cantidad de ingenieros y menor de mortalidad infantil comparándola con EE.UU.”

La guerra agota a sus contendientes, naturalmente. En el mundo existen hoy más de 50 frentes de combate; en todos ellos se necesitan armas y equipos varios, provistas por los grandes fabricantes, y en todas ellas hay gente que sufre. Contrariamente a esa expresión de que “en la guerra nadie gana”, puede afirmarse que sí, siempre hay claros ganadores: por lo pronto, los fabricantes de armamentos. Además: los grupos de poder que medran políticamente con los conflictos, las élites socio-económicas que ganan territorios o saquean recursos. En las guerras sí hay ganadores. Los perdedores son los pueblos de a pie, quienes ponen las víctimas y quedan con las secuelas.

Actualmente los conflictos bélicos que se roban la atención mundial son los de Ucrania y los de Medio Oriente, por la magnitud de esos enfrentamientos en el terreno militar, y por lo que allí se juega en términos políticos a futuro. En estos casos, quienes más han sufrido sus embates son: el pueblo ucraniano, por un lado, y la población palestina, por otro. El país eslavo, así como el territorio palestino, han quedado prácticamente destruidos. En Ucrania, según las primeras estimaciones, su reconstrucción podría costar no menos de 500.000 millones de dólares (algunos cálculos llevan la cifra a un billón). Es por demás de claro que el conflicto se libra -aunque el actual mandatario Donald Trump hable de detener el enfrentamiento- entre Estados........

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