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Adiós al pensamiento crítico

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23.03.2025

No piense y mire la pantalla, repitiendo acríticamente lo que ahí le enseñan.

Síntesis de la actual cultura mediático-digital

Hasta ahora los filósofos se han dedicado a interpretar el mundo de diferentes maneras. De lo que se trata es de transformarlo.

Carlos Marx

Suele decirse, muy equivocadamente por cierto, que todo tiempo pasado fue mejor. Discurso por excelencia adultocéntrico, que da por supuesto que las nuevas generaciones son torpes, están equivocadas, lo hacen todo mal, nunca tan bien como lo hizo, y lo sigue haciendo, la generación que se considera la “correcta”, tomando la palabra -ya en su madurez- y viendo en las juventudes una suma de imperfecciones.

Estamos ahí ante una afirmación tan injusta como errónea. Sin dudas, la experiencia cuenta, y es fuente de sabiduría; así fue durante milenios, constituyendo la ancianidad el grupo que dirigía las sociedades, por más conocedora de la vida (los años, por supuesto, dan esa sabiduría). Eso ha cambiado bastante a partir del capitalismo, donde la innovación es su savia constitutiva, su insaciable sed de cosas nuevas, tal como “exige” el mercado, siempre ávido de novedades para consumir, muchas veces prescindibles, o incluso dañinas, pero que terminan convirtiéndose en necesidades prioritarias. De todos modos, aún con esa tendencia y esa veneración por lo novedoso, persiste siempre la idea de que todo tiempo pasado fue mejor, lo que lleva, casi sin solución de continuidad, a la odiosa expresión de que “la juventud actual está perdida”, pues “en mis tiempos hacíamos tal cosa, no como ahora que esta juventud…bla bla bla.

Esa actitud recorre la historia de la humanidad; lo nuevo, desde una posición conservadora, suele verse como disruptivo y amenazante, por tanto, objeto a atacar. Ejemplos de ellos sobran: en el 700 antes de nuestra era Hesíodo, considerado por algunos como el primer filósofo de la Grecia clásica, decía que “Ya no tengo esperanza en el futuro de nuestro país si la juventud de hoy toma el control mañana, porque esta juventud es insoportable, desenfrenada y terrible”. Pareciera que estamos ante una tendencia humana: lo nuevo asusta a quienes ya peinan canas. Por tanto, se lo ataca, se lo denigra y deshonra.

Esa dinámica está instalada en la dialéctica humana. Lo que sigue primando, sin dudas como una más de tantas contradicciones que alimentan esas relaciones, es el adultocentrismo. “Yo te voy a explicar, muchachito inexperto”, pareciera la consigna instalada. Lo nuevo se resiste a ser aceptado.

Ahora bien: ¿es cierto que todo tiempo pasado fue mejor, que la juventud actual está desorientada, “es insoportable, desenfrenada y terrible”? Parece que........

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